13/11/2018

P41 & Coctelarium o donde beberse el mundo

Hotel Arts Barcelona elige al artista multidisciplinar Inocuo para crear una cartografía líquida del Paralelo 41º en una gran obra mural

Inocuo, álter ego del diseñador gráfico y artista multidisciplinar Javier Gutiérrez, ha fusionado artesanía y nuevas tecnologías en la creación de una obra de arte en la que confluyen los sabores de P41, la recientemente inaugurada coctelería del Hotel Arts Barcelona. El mural, que preside la pared principal del local desde este mismo mes de septiembre, plasma lo que según las palabras del artista es “una cartografía líquida del Paralelo 41” y evoca el punto de encuentro entre miles de viajes y sabores.

 

El fundador del estudio barcelonés de proyección internacional Inocuo The Sign y uno de los creadores más estimulantes e imaginativos del panorama nacional ha dedicado más de seis meses a la concepción de la idea y a su complejo desarrollo e
instalación en P41 & Coctelarium, un concepto de bar y coctelería moderno y elegante en el que disfrutar de una extensa carta protagonizada por los combinados creados especialmente por el mixólogo Diego Baud.

Inocuo ha tomado como inspiración un poético punto de partida: una gota que marca simbólicamente el inicio del proceso creativo y se expande, desde Barcelona, hacia toda la geografía terrestre convirtiéndose en una metáfora del Liquid Journey que sirve como hilo conductor en todo el espacio. Y es que P41 se propone como el epicentro de una trayectoria que cruza Europa, el mar Mediterráneo, Asia, el océano Pacífico, América del Norte y el océano Atlántico. De Barcelona a Nueva York, pasando or Roma, Estambul, la región china de Xinjiang y la provincia japonesa de Mutsu, el recorrido del Paralelo 41 Norte recoge algunos de los destinos más apasionantes del planeta e inspira una colección única de cócteles que invita al visitante a embarcarse en una experiencia líquida por todo el mundo.

El innovador concepto de mapamundi ideado por Inocuo en exclusiva para Hotel Arts Barcelona es una interpretación volumétrica de gran tamaño realizada en cerámica de forma casi enteramente artesanal. La obra es única porque todas sus piezas, un total de 72, han sido moldeadas manualmente en chamota, un tipo de cerámica más arenosa que la convencional.

“El desafío de pasar al plano físico toda esta carga conceptual exigía una pieza estrictamente única”, cuenta Inocuo. Algo tan irrepetible como los momentos que se desgranan alrededor de los cócteles de Diego Baud. Por ese motivo decidió optar por la cerámica, un material frágil, vivo y con una firma genética propia: crece y mengua según la temperatura igual que lo hacen los sabores de un combinado, posee un punto de rotura como el hielo y, además, es un claro representante de la tradición mediterránea que impregna el local. “Trabajar la cerámica es rescatar lo físico y primitivo en una época de bits e información intangible”, afirma. Si algo caracteriza su obra es la capacidad de fluir entre mundos y disciplinas a priori incompatibles. La dualidad entre tradición y vanguardia se hace evidente en su forma de trabajar, partiendo de las posibilidades de los medios digitales para volcar en ellas un minucioso trabajo artesanal, cogiendo la cerámica y llevándola al extremo, sacándola de contexto para obtener algo completamente nuevo y excepcional.

El material elegido por Inocuo por sus singulares atributos, como su densidad granular y su carácter vivo, ha planteado algunos desafíos al artista, que ha utilizado múltiples técnicas en la realización de la obra: fotografía paramétrica, modelado 3D, transfer cerámicos, caligrafía, diseño gráfico… “Este mural ha sido un auténtico reto para mí, puesto que nunca había trabajado antes con cerámica a esta escala. Su considerable tamaño y su peso, de más de 200 kilos, añaden complejidad a la fragilidad del material que hemos usado y al laborioso proceso de producción, en el que hemos empleado más de cuatro meses y un numeroso equipo de colaboradores”, detalla Gutiérrez. “Hemos atravesado distintas complicaciones técnicas: desde la trabajosa manipulación del material hasta el esmerado modelado, en el que debíamos tener en cuenta la reducción de volúmenes tras las cuatro horneadas necesarias por el elevado porcentaje de agua que contiene la chamota. Estas dificultades no han hecho más que acrecentar nuestra inquietud por los antiguos oficios artesanales y motivarnos para conseguir un resultado único capaz de impresionar al observador y conectarle con ese elemento líquido y orgánico que tan presente está en P41.”

Otro requisito para el artista ha sido mantener la harmonía con el entorno. Así, la obra juega con la localización física del bar, con su vista privilegiada al Mediterráneo en un duelo de miradas con el brillante e icónico pez de Frank Gehry, que puede admirarse desde el ventanal.

Javier Gutiérrez ha finalizado la pieza con sus intervenciones caligráficas, rasgo distintivo de su iconografía. “Estoy entusiasmado con dejar mi huella personal en un emplazamiento icónico de mi ciudad de origen como es el Hotel Arts Barcelona. El equipo del hotel ha apostado por Inocuo The Sign al cien por cien a pesar del reto artístico que ha supuesto y espero que nuestro trabajo para P41 contribuya a expresar el potencial de este espacio como núcleo de una apasionante y líquida vuelta al mundo.”

Un sorbo de arte con cuatro niveles de inmersión

Se trata de un mural eminentemente contemplativo que exige de la pausa, de la profundidad. A medida que el tiempo transcurre entre las paredes del local, el observador recibe la invitación a sumergirse en la obra, disfrutándola con una copa en la mano. Igual que los cócteles del P41, la pieza es una suma de niveles y matices que van descubriéndose uno a uno, hallando a cada nuevo vistazo mensajes escondidos y notas apenas susurradas sobre la cerámica:

1. El líquido y la forma:

Lo primero que salta a la vista es la composición modular, la suma de las partes cuyos ángulos coinciden exactamente con la inclinación del flamante nuevo logo del P41, también obra del artista. A Inocuo le resultaba estimulante trocear la escultura para volver a componerla dejando patente la fragilidad de lo auténtico. En sus perturbaciones en cadena juguetean los reflejos envolventes de la luz recordando a las cáusticas de ciertos licores en sus copas de cristal.

2. La globalidad:

De una primera gota originaria viajamos hacia el mundo entero. Su influencia se propaga en ondas líquidas que poco a poco van desvelando un tablero de juego. Continentes, penínsulas e islas cobran vida en un mundo poligonal apenas esbozado, siendo conquistados con la mirada gradualmente. Lo geométrico y lo orgánico se dan la mano conformando una cartografía de texturas y sabores.

3. La unión:

De los puntos clave alrededor del Paralelo 41 surgen hilos de cobre tensado de 0,5 micras que se esparcen como una red de metadata planetario. Un hervidero de actividad, movimiento, encuentros y fusión de culturas que convierten el mural en un organismo vivo, conectando origen, trayecto y destino y confluyendo en Barcelona.

4. El mensaje:

Solo en ese punto de completa inmersión el mensaje se manifiesta ante la mirada del observador. La herencia del arte callejero y de la pasión por lo oriental se manifiesta en la caligrafía de Inocuo, escrita con ácido: ingredientes, sabores, experiencias gustativas, cócteles, técnicas de mixología, coordenadas terrestres y un compendio de sensaciones se hacen corpóreas a partir de la abstracción de la escritura. “He escrito una cerámica”, revela satisfecho Inocuo, para quien la escritura y el arte fueron siempre partes indisociables de un mismo todo. Y entonces la experiencia está completa, que no el viaje: el viaje acaba de empezar.

El proceso de creación

La obra es producto de un minucioso y extenso proceso que ha llevado dos meses de búsqueda conceptual y más de cuatro de trabajo manual. Medio año que arrancó con el análisis y la concepción de la forma, para lo que Inocuo se apoyó en las ventajas de las nuevas tecnologías y el diseño por ordenador, mientras que para el modelado recuperó su bagaje como artista tradicional y eligió la chamota, una tipología de cerámica granular obtenida a partir de la pulverización de piedras refractarias. Este material, más denso y difícil de trabajar que la cerámica tradicional, permite un mayor tiempo de moldeado.

El meticuloso trabajo realizado a mano puede apreciarse en el fluir de las formas y su acabado. Tras un primer secado, el paso por hornos industriales, el biscuit para una capa brillante y un nuevo horneado tuvo lugar el proceso de aplicar, a todas y cada una de las piezas, un lustre de cobre con partículas de oro. Tras ello, dos horneados más para cumplir los cuatro fuegos con que está sellada la obra y obtener un característico tono cobrizo. Durante un paciente proceso de calentado y enfriamiento progresivo surgieron esas imperfecciones tan apreciadas por el artista, sutiles y caprichosas grietas que convierten la obra en una pieza imposible de imitar.

La colocación del mural fue otro reto: sus más de 230 kg requirieron un estudio de ingeniería y una estructura interna capaz de anclarla a la pared sin el menor riesgo de caída. La caligrafía con ácido y el trenzado de hilo de cobre conforman los últimos acabados de la obra.

Acerca de Inocuo

Curioso, inquieto, poliédrico y con una reconocida capacidad de adaptación a los distintos medios y materiales, este artista barcelonés se ha erigido como un creador capaz de sorprender en cada una de sus obras a todo aquel que busque trascender los límites del arte.

Formado en la Massana y con un amplio bagaje en el ámbito del street art, Inocuo ha desarrollado su trabajo como muralista, diseñador gráfico, tipógrafo, director de arte, realizador, ilustrador o animador, entre otras facetas. Su obra abarca un amplio espectro creativo que va desde las técnicas ancestrales hasta las últimas tecnologías aplicadas al arte y posee una fuerte impronta personal que a lo largo de su dilatada trayectoria le ha valido numerosos reconocimientos tanto en el ámbito de la publicidad como en del diseño o la comunicación audiovisual. Actualmente, desde su prestigioso estudio Inocuo The Sign, sigue trabajado para grandes marcas a nivel internacional sin dejar de lado esa curiosidad por explorar nuevas técnicas y formas de expresión.

P41 & Coctelarium: explorando latitudes desde su dimensión líquida

P41, marcado por su ubicación frente al Mediterráneo en un establecimiento hotelero de referencia en la ciudad, combina el servicio impecable propio de un cinco estrellas gran lujo con una sofisticada carta en un espacio ideal para relajarse en cualquier momento del día o de la noche. P41 es el lugar idóneo para degustar ingeniosos cócteles de autor y platos de inspiración mediterránea e internacional en un entorno singular o simplemente disfrutar de immejorables vistas.
Su menú de cócteles y maridajes gastronómicos ha sido concebido como un pasaporte para descubrir exóticos rincones a lo largo de todo el Paralelo 41 a partir de sus sabores y rituales. Además de Barcelona, entre los lugares más destacados en esta travesía encontramos ciudades como Porto, Roma o Estambul, la región de Xinjiang (China), la provincia de Mutsu (Japón) y distintos puntos de los estados de California, Iowa, Illinois, Chicago, Indiana, Pennsylvania, Ohio y Nueva York en Norteamérica.

La carta se adapta a todos los paladares y reúne una serie de creaciones concebidas ex profeso por Baud para el Cocktail Bar y distinguidas por una presentación extraordinaria, muy elaborada, que convierte cada trago en un momento memorable.
A parte de los cócteles de autor hay lugar para una selección de las mejores ginebras y whiskeys locales e internacionales, y todo ello junto a vermús locales y caseros, cerverzas artesanas, vinos y espumosos de fama mundial.
La oferta se completa con bocados especiales ideales para aperitivos, como por ejemplo las ostras frescas, el caviar Oscietra, las patatas P41, el ceviche nikkei de salmón, la tosta de pecorino sardo y trufa o el jamón ibérico de bellota, entre otras sugerencias.

Revisitando el estilo speakeasy, con una propuesta lúdica y nada encorsetada, el Coctelarium es un espacio adyacente al Liquid Journey de P41. Es en este espacio donde el mixólogo se deja llevar por su intuición, interactúa, innova, divulga y crea un relato cautivando a los aficionados a la cultura del cóctel. Destinos, momentos históricos y nuevas tendencias se dan cita en talleres exclusivos, degustaciones especializadas, lanzamientos de productos, etc.
El experto dirige el espectáculo, desde un trago amargo a una etiqueta vintage, pasando por las preparaciones envejecidas artesanalmente, los whiskys de barril o los rones infusionados… la elección depende únicamente de la imaginación.

El talento detrás de la barra de P41

Diego Baud encabeza un equipo de mixólogos formado por auténticos connoisseurs preparados para sorprender y conectar con cada cliente a través de multitud de historias que contar y momentos que inventar. Rindiéndose ante los clásicos de la cultura del cóctel y con una gran devoción por la creatividad y la experimentación sin reglas, se ponen al servicio de una visión vanguardista de la mixología.

Baud, que encuentra su inspiración en las estaciones y las últimas tendencias en mixología, se situó en el top 20 de bartenders españoles en su primera participación en la World Class Competition y fue galardonado como mejor bartender de España de destilados Bourbon en el concurso ‘Essence Century Cocktails Competition’ (2015).

Una atmósfera contemporánea, elegante, cálida y dinámica abierta a todo tipo de ocasiones

Tomando el emblemático ascensor que da al vestíbulo y siguiendo la transición natural hacia la ventana de vidrio y hierro forjado se descubre P41, un espacio acogedor concebido y desarrolado por la prestigiosa firma GCA Architects. El bar central ofrece una cálida bienvenida a los clientes y esconde, como sala adyacente, el Coctelarium.

Durante el día presenta un ambiente elegante y luminoso protagonizado por cómodos muebles lounge ideales para disfrutar de las vistas al jardín. Al atardecer, el ritmo vibra alrededor de la barra del bar y sus recogidos corners que invitan a velada más íntima.

La flexibilidad del espacio de Cocktail Bar, así como el carácter exclusivo y privado del Coctelarium, brindan la oportunidad de alojar todo tipo de eventos, desde clases magistrales a catas o presentaciones de producto. P41 se presenta así como un local vivo e innovador atrayendo a marcas de primer nivel y colaboradores cuidadosamente seleccionados como The Macallan, Bacardí o Ruinart.

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